Publicado en AMOR, Comunicación, CONFIANZA, CORAZÓN, DIOS, DOMINGO, ESPERANZA, EVANGELIO

31º Domingo del Tiempo Ordinario!


Zaqueo y Jesús

Entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Había un hombre, llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos y rico. Deseaba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era bajo de estatura. Y adelantándose, subió a un sicomoro para verle, porque iba a pasar por allí.

Cuando Jesús llegó al lugar, alzando la vista, le dijo: “Zaqueo, baja pronto porque hoy he de alojarme en tu casa”. Bajó aprisa y lo recibió con gozo. Al ver esto, todos murmuraban y decían: “Se ha hospedado en casa de un pecador”. Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: “Señor, doy la mitad de mis  bienes a los pobres y si en algo defraudé a alguien, le devuelvo el cuádruplo”.

Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también éste es hijo de Abrahán, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. Lc 19,1-10

zaqueo

¡Qué encuentro tan bonito, Jesús, el de hoy! ¡Qué encuentro tan conmovedor, tan atípico y tan sorprendente! Y cómo Tú buscas a todos los necesitados, a los más necesitados, a los pecadores… a todos. Me admiras, Jesús, ¡cómo los buscas! Hoy el personaje principal es Zaqueo, un hombre que es un jefe de publicanos. Y además es rico y nadie le quiere, porque vivía estafando a los demás. Y es odiado por toda la gente más religiosa. Pero Tú no haces acepción de personas. Oye que vienes Tú, que pasas. Oye esa Buena noticia tuya. Y te acercas. lo mismo te da que sean ricos, que sean pobres, que sean judíos, no judíos, pecadores… La suerte que tuvo Zaqueo cuando Tú, al pasar —y allí un hombre tan importante subido en ese árbol—, ahí, le dices: “Zaqueo, baja pronto, que hoy tengo que hospedarme en tu casa”. ¡Qué alegría de este hombre que va a tu encuentro y que se encuentra: “Hoy tengo que hospedarme en tu casa”. Se siente acogido, valorado, querido por Jesús. Y este hombre se llena de salud, se llena de alegría. “Hoy ha entrado la salvación en esta casa”. “Este hombre es hijo de Abrahán también” porque “el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.

¡Qué grandes lecciones este encuentro, Jesús! En primer lugar, tener un ansia grande de ir hacia ti, esté como esté, aunque me sienta mal, aunque me sienta pecador, aunque me sienta totalmente destrozado. En segundo lugar, tener una confianza grande en ti. Tú no haces acepción de personas, Tú no criticas, Tú no… Tú amas a todo el mundo, todos caben en tu corazón. Tú quieres lo que estaba perdido.

Y oír de ti: “Zaqueo, baja pronto”. Oír que me dices: “¡Quiero entrar en tu casa! Venga, ábreme la puerta de tu corazón, cuéntame todo”. Y allí escuchar a Jesús que me salva, que me dice, que me anima. Y en ese encuentro de amor, entrar la salvación y la vida en mi corazón.

¡Qué ejemplo el de Zaqueo y qué ejemplo el del publicano! Tú vienes a todo lo que está perdido. Tú no tratas de evitarnos. No. Te acercas, nos curas, nos llamas. Gracias, Jesús, por no sentirme excluida. Gracias, por ser objeto de tu amor. Gracias, porque miras mi miseria. A pesar de tantas infidelidades, a pesar de tanta debilidad, Tú no dejas de amarme. ¡Entra en mi corazón! Y tendré que oír: “Hoy ha sido la salvación en esta casa”. Cuántas veces, Jesús, tendrás que llamarme y decirme: “¿Pero dónde estás? Baja, baja de tu vida, baja de tu mundo porque quiero entrar en tu casa, quiero curarte, quiero sanarte”. Y cuántas veces estoy en mi higuera, en mis caprichos, en lo mío.

Hoy te pido también buscarte con afán, sentirte, tener necesidad de ti y salir a tu encuentro y escuchar: “Baja pronto, que Yo tengo que hospedarme en tu casa”. Hoy te lo pido: te pido ese ansia, te pido ese deseo, te pido bajar de mi mundo, te pido llenarme de fe y de alegría y de confianza. Y se lo pido a tu Madre, que me llene de alegría, de deseo, de calor, de acercarme a ti. Y que abra mis oídos interiores y mi corazón para que escuche esto: “Hoy quiero hospedarme en tu casa”.

Gracias, Jesús, por el ejemplo de este encuentro, gracias porque Tú eres siempre cariñoso con todos, Tú eres fiel y Tú acoges al que va a caer. Gracias, Madre mía, ayúdame en este camino de búsqueda de Jesús y de abrir las puertas de mi corazón. Gracias por este encuentro.

¡Qué excelente, qué enternecedor es el encuentro de Zaqueo y de Jesús!

Que aprenda a tener muchos encuentros de éstos.

Gracias, Jesús. Que así sea.

FRANCISCA SIERRA GÓMEZ

Autor:

Mi nombre es Maria Dilma. Con este Blog, quiero compartir mis experiencias. Me sirvo de LA PALABRA escrita, por medio de frases cortas y bien pensadas, que surgen del sentimiento más profundo de mi ser. Cada pensamiento será producto del momento y las circunstancias en las que se dan. Soy consciente de que todo mensaje responderá a quién y desde dónde se diga, y esto puede dañar, ensalzar, difamar, informar o desinformar a las personas. Sin embargo, quiero que junt@s "nos conozcamos a nosotros mismos, seamos lo que debemos ser". Aquí encontrarás temas Espirituales en la vida cotidiana y, sobre todo, temas psicológicos. Espero que sea de tu agrado y que Dios -PALABRA VIVIENTE- me ayude a llegar a ti por medio de mis reflexiones y a no perder de vista el fin propuesto. Seas BIENVENIDO/A.